viernes, 25 de noviembre de 2016

Las empresas saludables

Nunca mejor aplicado el adjetivo “saludable” en los negocios, es decir, relacionado con conservar la salud, de aspecto sano. No es necesario que nos vayamos a los extremos  imaginando que una persona saludable es la que tiene el aspecto de un Schwarzenegger o de un Rambo. Basta con plantearnos un término medio: una persona que no tiene exceso de peso (o déficit), que cuenta con una alimentación balanceada y que realiza alguna actividad física de forma regular.

¿Cómo será la vida cotidiana de una persona con estas características? Independientemente de su profesión o el empleo que ejerza, seguramente su nivel de estrés es bajo, cuenta con un estado de ánimo predominantemente optimista, sus niveles de colesterol son razonables, su desempeño laboral es bueno a secas para no exagerar y ante situaciones de emergencia o sorpresivas (un temblor, un accidente, un cliente molesto) reacciona favorablemente porque su cuerpo está preparado para responder.

Aquí es importante puntualizar aunque parezca un poco redundante, que el cuerpo humano “es un todo” que integra mente, cuerpo y emoción. Sin querer profundizar en la psicología evolucionista, solo pretendo que podamos asumir que el ser humano ha logrado la supervivencia gracias a esta integración primordialmente de sus procesos cognitivos (pensamiento) con su cuerpo. Esta supervivencia (llamémosle evolución) ha traído como resultado que la esperanza de vida, al menos en México, se haya duplicado en los últimos 100 años. 

Ahora llevemos esta analogía de una persona sana asemejándose con nuestra empresa, vista como un organismo vivo (no confundir con el concepto de organicismo social que se refiere a concebir a la sociedad entera como tal) sin perder de vista que es solamente una metáfora. ¿Qué hace un deportista que se prepara para una competencia? Precisamente lo que comentaba en un principio: cuidar lo que come entrenando cotidianamente. Pasada la justa deportiva, viene un relajamiento de la rutina hasta que llegue otra competencia.

En el caso de las empresas, la gran mayoría nunca participa en competencias buscando un premio, simplemente se dedican a sus actividades habituales (fabricar, vender, cobrar, volver a fabricar…) dejando que el paso del tiempo se encargue del crecimiento. Mi invitación es que acostumbremos a nuestra empresa a cuidarse y entrenar permanentemente aun cuando no se vaya a enfrentar en una contienda con otros competidores.

Pero nos debe quedar claro que esto implica que la empresa se ejercite y se cuide todos los días para ayudarse a tonificar sus músculos y sea competitiva siempre o le puede suceder lo que a muchos deportistas que dejan de entrenar: flacidez, dolores musculares, “llantitas” y pérdida de agilidad. ¿Por qué ejercitar a diario a nuestra empresa? El mismo Michael Phelps menciona que cuando dejó de entrenar seis meses, le llevó año y medio recuperar su condición deportiva.


A una empresa que deja de entrenarse para vender o para fabricar productos y servicios de calidad, que no practica nuevos ejercicios de comunicación con su propia gente o que abandona una dieta balanceada acumulando grasa (inventarios, personal improductivo, herramientas obsoletas), le será más difícil “ponerse en forma” para arreglar las cosas así que ¡a ejercitarnos se ha dicho! Y ejercita también enviándome tus comentarios.  

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